Volviste de una estela que no paraba de soñarte,
arrepretujado entre las tripas de mi amada,
llorando como todos y mirando ya como ninguno,
sin el miedo que
precede al asombro constante,
casi con prisa.
Con tu hambre, desesperada,
con tus manos y pies grandes y todo tú pequeño,
con cada gesto que te inventas
y con cada mano que te comes.
Me miro con tus ojos y me desafío a cuidarte,
pequeño renacuajo dormilón,
historia de hace poco que me va llenando de otra vez la
vida.
Será duro y lo sé,
desafíos espero, lucharé,
te quiero.
Que bonito, amigo.
ResponderEliminarLo vas a hacer muy bien, ya verás.
Un abrazo.
Boby
Yo ya te vi diciéndole algo así cuando fuí a conocerle. Welcome padre.
ResponderEliminar