Para siempre ya nada o más bien poco,
los momentos escasos de otros muchos ya extinguidos
o las sonrisas escapadas entre voces.
La tierra permanece pero las palabras y los detalles se irán
pues no se hereda ni el pulso acelerado ni los vientos que se beben.
La mirada fue siempre intransferible, más aún si a ti te mira,
mucho más si llegara a acariciarte.
Y así se esparce de reojo lo vivido, tantas veces sin pensarlo, todas ellas sin remedio.
La vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario