Estos días
en los que tu silencio se llena de sonrisas a mano alzada
tras el
asombro sin sombras de caricias que llego a respirar,
con la
mirada de quien mira a cada momento por primera vez todo el rato.
Estos días
en que el llanto es también la distancia de un vistazo
y la magia,
sin ser aún magia, se filtra entre las hojas verdes
que se
vuelven amarillas siguiendo siendo verdes,
esos pasos
que descubres al sentarte de reojo
y esa mano
que persigue en cada cajón el derecho de ver qué hay allí donde ya no queda
nada.
Esas ganas
de verte, ese tiempo que se me escapa mirándote,
estos días
azules y este sol de la infancia.
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